sábado, 20 de abril de 2013

Soledad

Muchas veces pensé, rogué porque alguien viniera a salvarme, obviamente nadie llegó. si, vinieron personas que tras notar mi nivel de soledad supieron que podrían utilizarme fácilmente  que yo estaría tan desesperada por pertenecer a algún lugar que haría lo que fuera por ellos. Pasaron los años y la esperanza se fue convirtiendo en amargura y los deseos en rencor. Pero apenas me doy cuenta que es una tontería castigarme a mi misma con emociones negativas y lastimosas, es mi palacio el que está lleno de fantasmas tras el paso de los ladrones y es injusto. ¿Porqué aparte de que ya he sufrido suficiente tendría que venir y castigarme yo misma con más azotes? No, es el momento de cuidar y sanar las heridas, de colgar el látigo para futuras batallas e irme a un río de aguas curativas donde pueda sanar mi cuerpo y mi alma.
Y no es culpa de nadie que el jardín quede abierto en espera de que lleguen Diosas y caballeros y que en lugar de aquellos aparezcan brujas y mendigos que al ver tal maravilla quieran robarse mis rosas. El dilema es si cerrar las puertas o dejarlas abiertas. Al cerrarlas sabremos que nada entrará, ni lo bueno, ni lo malo; al abrirlas que podrán llegar muchos seres y la mayoría de ellos no valdrán la pena pero mientras tanto ya habrán tocado aunque sea el primer peldaño de esta magnifica fortaleza.
Quizás lo mejor será cerrarlo todo por fuera e irme de vacaciones, porque cuidar el palacio cansa.

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